Descripción del Problema de Investigación:
La ley General de Educación, Ley 115 de 1994, en su artículo 109 establece como propósito de la formación de educadores «formar un educador de la más alta calidad científica y ética, desarrollar la teoría y la práctica pedagógica como parte fundamental del saber del educador, fortalecer la investigación en el campo pedagógico y el saber específico; y preparar educadores a nivel de pregrado y postgrado para los diferentes niveles y formas de prestación del servicio educativo».
En este marco, la práctica pedagógica se concibe como un proceso de auto reflexión, que se convierte en el espacio de conceptualización, investigación y experimentación didáctica, donde el estudiante de licenciatura aborda saberes de manera articulada y desde diferentes disciplinas que enriquecen la comprensión del proceso educativo y de la función docente en el mismo. Este espacio desarrolla en el estudiante de licenciatura la posibilidad de reflexionar críticamente sobre su práctica a partir del registro, análisis y balance continuo de sus acciones pedagógicas, en consecuencia, la práctica promueve el desarrollo de las competencias profesionales de los futuros licenciados.
Para la Facultad de Educación de la Universidad de Nariño, la formación de los estudiantes en los programas de pregrado, tiene como función misional y visionar, la formación de licenciados que harán parte de la renovación generacional en el sector educativo, por tal motivo el proyecto de investigación que se propone que tiene como objetivo general Comprender cómo las prácticas pedagógicas que desarrollan los estudiantes de los programas de pregrado de la Facultad de Educación, dan respuesta a la diversidad de los alumnos de los centros de práctica del municipio de Pasto, se vislumbra como una oportunidad de mejora para contemplar la diversidad como un eje trasversal en la formación de los licenciados que la Unidad Académica prepara para enfrentar el campo laboral.
La formación de maestros en Colombia, se constituye en una de las oportunidades para la transformación social de las nuevas generaciones, sobre las cuales recae la responsabilidad de evolucionar socialmente para de alguna manera trascender históricamente. Es en ese contexto que la escuela debe brindar la oportunidad para que todos los actores que participan de ella, se vean reflejados en sus proyectos educativos institucionales.
Desafortunadamente «la escuela no ha acabado de apartarse de la antigua tradición: sigue tratando de enseñar una técnica» (Ferreiro, 2002, p. 13). Asimismo, la práctica docente sigue provocando choques culturales, porque todavía no se reconoce lo distinto, no se promulga una educación equitativa en la diversidad, y la desigualdad social en la escuela es evidente cuando no se es capaz de comprender la diferencia del otro; se trata de homogeneizar a los alumnos, dejando de lado las características individuales que les identifican y que permiten enriquecer desde su condición, las prácticas en el aula.
Es en ese contexto que el profesor debe comprender la importancia de una preparación que le permita responder a las necesidades educativas de la diversidad de la población que debe atender ya que, de no hacerlo, se perpetuaran practicas educativas excluyentes a raíz del desconocimiento del tema, y provocando tomar la opción más fácil que es promover al estudiante al grado siguiente para zafarse del problema que significa un ser humano diferente.